Los divanes y chaise longue siempre han sido muebles diseñados para cumplir un propósito: recostarse y relajarse, mientras echamos una siesta, charlamos o leemos un libro. El origen de estos asientos se remonta a la Antigüedad, cuando los griegos, los estruscos y los romanos, comían en los famosos triclinium, comedores con mesas bajas y tres divanes con cojines, sobre los que comían recostados, mientras los sirvientes pasaban con fuentes llenas de comida y tinajas con vino.

Así se deja ver en estas dos pinturas: la primera, 'El banquete', del pintor alemán, Anton von Werner, especialista en temas históricos y la segunda, 'El amante del arte romano' (1870), del pintor holandés neoclasicista de la época victoriana, Sir Lawrence Alma-Tadema. En esta segunda, se puede apreciar la profusión de detalles en las telas, los elementos arquitectónicos y el mobiliario. En ésta se pueden ver con claridad los divanes amarillos de patas labradas y decoración dorada.

Aunque sea un mueble utilizado desde siempre por distintas civilizaciones antiguas, el origen del nombre 'diván' proviene de 'diwan', una palabra árabe de ascendencia persa, que hacía referencia a una sala con almohadones, que servía de lugar de reunión. Este término surgió alrededor del siglo VIII en Turquía. Este mueble responde a las costumbres de Oriente Medio, donde lo normal era sentarse en el suelo. Por ello, surge el 'diwan', un elemento cercano a la cama, donde poder sentarse cómodamente.

El término diván nació posteriormente en Europa para designar un mueble similar al sofá cama, con un brazo o un respaldo más bajo. En el siglo XVII, los europeos sentían curiosidad por todo lo exótico, y es así, como importaron costumbres y muebles como el diván, la otomana o la cama turca. Este mueble cobra importancia durante el reinado de Luis XIV en Francia, una época de lujo, suntuosidad y barroquismo. También le acompañaba el estilo de vida de la realeza de la época, que los utilizaba como lechos de reposo durante el día, en los que disfrutar de una charla o de un almuerzo informal.
!['Venus vencedora [victoriosa]' (1804 -1808) de Antonio Canova - Fuente: Pinterest 'Venus vencedora [victoriosa]' (1804 -1808) de Antonio Canova - Fuente: Pinterest](http://www.ambar-muebles.com/wp/wp-content/uploads/2017/04/paulina-bonaparte-venus-vencedora-antonio-canova-escultura-ambar-muebles.png)
Más adelante, durante el reinado de Luis XV, evolucionaron hacia modelos más femeninos, con tapizados brillantes y decoración puramente clásica. Durante la Revolución Francesa, incluso, se los tapizó más cómodamente y se les dió un aire majestuoso. En la época de Napoleón, en pleno Neoclasicismo, surgían representaciones artísticas como las de Paola Bonaparte, posando como 'Venus vencedora [victoriosa]' (1804 -1808) por el escultor Antonio Canova.

Otro ejemplo de cómo el arte plasmó la época de esplendor del diván es este retrato de Jacques - Louis David de 'Madame Récamier' (1800), sentada sobre su diván otomano. Esta escritora y política opositora a Napoleón tenía un diván con dos respaldos simétricos y curvados hacia afuera, para apoyar la cabeza y los pies.

Lo que empezó siendo un reclinatorio o un lugar de reunión con cojines y bancos corridos, acabó siendo, una vez adoptado por la cultura occidental, una especie de lecho reposo, en el que descansar y relajarse durante el día. Muchas veces cercano a un canapé y otras a un sofá, los divanes han marcado un hito en la historia.
Otra aparición en la historia contemporánea, lo protagoniza el famoso diván de Sigmund Freud, quien utilizó un diván, para sustituir a la camilla del médico. En ellos, acostaba a sus pacientes y los psicoanalizaba, mientras él se sentaba a la cabeza en su silla. Esto le ayudaba a tomar distancia y permitía al paciente abstraerse y expresarse con libertad, sin tener que mirar a los ojos a su terapeuta.

Según se cuenta, este diván fue el regalo de una paciente agradecida, llamada Madame Benvenisti, realizado alrededor del año 1890. Para hacerlo más confortable, lo cubrió con un tapiz persa, un Shiraz, que acompañaba con alfombras y almohadones en el suelo.

La evolución de estos muebles se ha visto marcada por la altura del respaldo y del brazo, por el estilo y tamaño de las patas o por el tipo de tapizados y cojines que lo adornaban. Ya bien entrado el siglo XX, podemos ver, de nuevo, nuevas reinvenciones del diván en el contexto histórico y artístico de la Escuela Bauhaus. Una de ellas fue realizada por el arquitecto y diseñador Ludwig Mies van der Rohe, quien diseñó en 1930, el 'Diván Barcelona', una variación de su famosa 'Silla Barcelona', también realizada en acero y cuero en capitoné. Este modelo es totalmente plano y va acompañado por un cojín cilíndrico o de rulo, en uno de sus extremos.
Un par de años antes, en 1928, el Le Corbusier, junto a Charlotte Perriand y Pierre Jeanneret, diseñaron la Chaise longue LC4, uno de los divanes más famosos del panorama del diseño moderno. Este modelo basculante, está realizado con tubo de acero cromado y una colchoneta tapizada en cuero negro, acompañada de un cojín de rulo, en la zona cervical.
En la actualidad, existen millones de modelos de divanes y chaise longue de distintos estilos: clásicos, vintage, modernos o contemporáneos, pensados para cumplir dos funciones: decorar un rincón privilegiado del salón y servir como lugar de descanso y relax durante el día. Las formas han cambiado, pero el propósito sigue siendo el mismo desde hace siglos.
* Fuentes informativas consultadas para realizar este artículo: chasque.net | bbc.com | muyhistoria.es